La Terapia Ocupacional en la estimulación del Sistema Vestibular. ¿Cómo nos afecta?
8 junio 2020 | en Fonema., Terapia Ocupacional
Cuando hablamos de Sistema Vestibular (SV) por primera vez en la consulta o por parte de un médico pediatra, muchos padres se sorprenden de esta terminología, pues nunca habían oído algo así, ni de que fuera tan importante en el desarrollo de su hijo. En este post explicaremos la importancia del SV y cómo la terapia ocupacional ayuda en las alteraciones que presenta.
Tal y como hablamos en el post anterior sobre la importancia de la integración sensorial (https://www.logopediafonema.com/blog/la-importancia-de-la-integracion-sensorial/ ) es una parte esencial del crecimiento y desarrollo normal de nuestros hijos. La integración sensorial (IS) es la habilidad del sistema nervioso para recibir, procesar y organizar los estímulos del medio externo y traducirlos a una respuesta adaptativa. Dentro de la IS se atribuyen varios sistemas sensoriales, como el visual, el tactil y demás, y aquí es donde entra el sistema vestibular (SV).
El SV comprende el «sentido de movimiento de nuestro cuerpo en el espacio». Es uno de los primeros sentidos que se desarrollan en la etapa prenatal, y realiza su función desde el nacimiento. Ayuda a nuestro ojo a recibir información para que de esta manera no sintamos los síntomas de opcilosia, que es una ilusión óptica o sensación visual de que los objetos están en movimiento u oscilan.
El SV permite estabilizar nuestro cuerpo durante el movimiento y la posición de las partes de éste, ya sea la cabeza, los brazos y las piernas, junto con el equilibrio. El equilibrio es el estado por el cual el cuerpo conserva una postura estable contrarrestando la acción de la gravedad. Para mantener el equilibrio, tres sistemas cooperan en nuestro cuerpo: el sistema visual, los propioceptores del cuerpo, y el SV.
Serrada (2016) nos presenta un simil muy interesante sobre ello, comparando nuestro cuerpo como si fuera un coche, y el SV un gps. » (http://ocupatea.es/vestibular/ ). El SV se encuentra en unos receptores integrados en el oído interno. Está formado por dos ensanchamientos: el utrículo y el sáculo, que informan de la posición de la cabeza en relación con el suelo. En sus cilios se encuentran los otolitos, que ayudan en la generación de impulsos que llegan hasta el cerebelo.
Existen varios signos que puede presentar un niño con problemas de integración vestibular, siendo algunos:
- Dificultad para mantener el equilibrio y controlar la velocidad y dirección del movimiento.
- Reacciones deficientes de equilibrio tales como respuestas de extensión de protección o enderezamiento.
- Orientación espacial deficiente y se confunde fácilmente con las instrucciones.
- Le da miedo estar con los pies hacia arriba inclinado hacia los lados.
- Siente ansiedad cuando sus pies no tocan el suelo, al subir o bajar pendientes o escaleras.
- Rechaza actividades con movimientos poco familiares y siente temor de moverse hacia atrás.
- Le teme al movimiento o es gravitacionalmente inseguro.
- Se marea fácilmente con el movimiento.
- No quiere realizar actividades como la natación.
- Busca el movimiento de motricidad gruesa y puede que tenga una tolerancia muy alta a dar giros.
- Posibles movimientos extraños o sin propósito.
- No se puede sentar quieto, necesita estar en movimiento contínuo.
- Le gusta caer sin considerar la seguridad.
- Dificultad con la autorregulación. Necesita moverse pero ello puede interferir con el acto de escuchar e interactuar.
- Necesita estar moviéndose con el fin de escuchar o estar atento.
- Le gusta la posición invertida con los pies hacia arriba.
- Alteración en el tono muscular.
Si observáis que vuestro hijo presenta alguna de estas alteraciones, no dudéis en acudir a nuestro centro para informaros.