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La importancia de trabajar la motricidad gruesa.

20 septiembre 2021 | en Fisioterapia, Fonema., Terapia Ocupacional

La motricidad gruesa es la habilidad para realizar movimientos generales de amplio movimiento, como levantar un brazo o caminar. Es un hito en el desarrollo del ser humano, pero muchas veces podemos encontrarnos dificultades en su adquisición. Os explicamos por qué es tan importante su correcto desarrollo.

Cuando realizamos actividades como montar en bicicleta, caminar, correr, saltar, etc. integramos un conjunto de habilidades de nuestro cuerpo para poder actuar. Todas las acciones que realizamos coordinando nuestro sistema nervioso central en la musculatura del cuerpo, de manera perdecta, es lo que llamamos motricidad gruesa.

La capacidad de coordinar nuestros movimientos de manera amplia, junto con las capacidades de la flexibilidad, la resistencia, la velocidad y la fuerza, nos ayudan a realizar movimientos más o menos diestros, y necesarios para las actividades de cada día. El simple hecho de levantarnos de una silla conlleva que todos los músculos que deben realizar la acción estén coordinados y lleven una secuencia de movimiento. Y no solo debemos contar como motricidad gruesa el realizar movimientos amplios, sino el quedarse de pie (bipedestación estática) o el quedarse sentado (sedestación) también conlleva tener la capacidad y control desde la cabeza a los pies.

Podemos dividir la motricidad gruesa en dos campos:

  • Dominio corporal dinámico, en el que se trabaja con una coordinación generalizada, donde interviene el ritmo, equilibrio y coordinación viso-motriz, en la que participan los sentidos de la vista y oído.
  • Dominio corporal estático, donde interiorizamos el esquema corporal gracias al tono de los músculos.

Existen dos principios psicofisiológicos fundamentales para el estudio de la motricidad gruesa, siendo el céfalo-caudal (movimientos que siguen el eje longitudinal de nuestro cuerpo, desde la cabeza al coxis) y próximo-distal (movimientos desde el centro de nuestro cuerpo hacia las extremidades).

El resultado de una buena coordinación de la motricidad gruesa es fundamental, ya que es necesaria para todas las actividades de la vida diaria que realizamos de manera automática. Es imprescindible tener un conocimiento y ser conscientes de nuestro cuerpo, gracias a la coordinación entre los músculos, el sistema nervioso central, el equilibrio, el conocimiento del espacio y la reacción a diferentes estímulos.

Existen un conjunto de signos de alerta que pueden llevarnos a necesitar ayuda de los profesionales de la pediatría, la terapia ocupacional y la fisioterapia:

  • a los 3 meses, puede hacer un mantenimiento de hipertonía muscular, o que el niño no levante la cabeza cuando está tumbado en decúbito prono (boca abajo), y no haber control cefálico.
  • a los 6 meses, hipertonía o hipotonía de la zona cervical, tronco y extremidades, persisten los reflejos arcaicos o falta de asimetría.
  • a los 9 meses, falta de tono muscular en tronco, no manipula los objetos y no se sienta.
  • a los 12 meses, falta de movimientos voluntarios, y no realiza la bipedestación ni con apoyos.
  • A partir de los 18 meses, no sigue el proceso de coordinación normotípico, como comenzar a caminar, a levantarse, etc.

En este video os dejamos más información. https://youtu.be/L1pXh3QvK4s

Os recordamos que en Fonema, contamos con especialistas de la terapia ocupacional y la fisioterapia, que podrán atender e informar de las necesidades de su hijo.

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